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31 de julio de 2012

El Santa del super... (Savy)

Me quedé mirando la puerta luego de que Bell le hubiera dado el golpe en medio de la mandíbula al arrogante ese y después cerrado de un portazo. Enseguida, mi Sisar se había regresado a limpiar y caminar de un lado a otro mientras repetía la mala suerte que teníamos de haber conocido a un sujeto así de idiota. Suspiré y, tras vaya a saber cuántos minutos, seguí haciendo mis quehaceres pensando si de verdad era mala suerte o cosa del destino haber conocido a… ¿Cómo dijo que se llamaba? ¿Kraken? ¿Kraki? ¡Ah! Sí, Kramer.
—Kramer…
Susurré entonces tan suavemente como para saborear su nombre y descubrir todas esas cosas que me inquietaban de él. Porque todo de ese sujeto me llamaba como si él fuera un acertijo caminante. Sin embargo, y como debía suceder, no pude hallar ni una respuesta. «No eres una vidente, tonta», me espetó mi vocecita y yo simplemente bufé molesta. Tenía que dejar de pensar en él o me comenzaría a dar dolor de cabeza.
—Savy… —me llamó entonces Bell—. Falta hacer espacio en la sala para cuando lleguen los muebles.
—Oki —contesté caminando hacia allí—. ¿Luego vamos al supermercado?
—Sí, hay que comprar víveres y…
—¿Helado? —inquirí esperanzada, interrumpiéndola.
—Sí, y helado —rió ella.